Hoy pido tiempo muerto.

 Hace ocho años decidí embarcarme en la mayor aventura de mi vida.

Hice las maletas y me vine a probar suerte a Sevilla. El Club Náutico de Sevilla ha sido mi casa desde que me bajé de ese avión con mi hermano. Amigas, compañeras, entrenadores, familias, jugadores, rivales… todas esas personas han sido mi día a día, he pasado más horas en el club que en mi propia casa.

El baloncesto ha sido, es y será siempre mi vida, y luchar por mi sueño el motivo que me movió a salir de mi casa para empezar una nueva vida. Cuando llegué al club solo era una niña forastera que tenía ganas de ser mejor cada día. Durante estos 8 años lo he dado todo por el club que me adoptó, como jugadora y como entrenadora. Han pasado por mi vida tantos jugadores y jugadoras, y de todos ellos he aprendido algo. Gracias a ellos hoy soy la persona que soy.

Durante todo este tiempo he vivido los momentos más felices de mi vida, a veces también los peores, he conocido a personas que me llevaré para toda mi vida y a otras que seguramente no veré nunca más, pero esto es deporte y unas veces se gana y otras se aprende. Hoy necesito parar, respirar, reconstruir y después de eso seguir luchando.

Las dos últimas temporadas como directora técnica del club han sido probablemente de las temporadas más difíciles de mi vida. El COVID no me lo ha puesto fácil, las restricciones, los protocolos... Hoy me siento absolutamente agotada, sin fuerza ni motivación para seguir y es por lo que necesito pensar en mí y separar mi camino de la que ha sido mi casa todo este tiempo.

Mientras escribo estas palabras miles de recuerdos me vienen a la mente, y muchas personas a las que me gustaría agradecer lo fácil que han hecho mi paso por el club. En primer lugar, quiero agradecer a Fran Rodríguez, vocal de la sección y el que ha confiado en mí siempre, desde que hace siete años entrené por primera vez a su hijo. Me gustaría seguir por algunas madres y padres, aunque siempre me dejaré a alguien y pido perdón de antemano. A Silvia, David, María, Marisa, Rocío, Manolo, Begoña, Aurora, Jesús, Lorena, Susana, Cano, Raquel, David, Coco, Espe, Luis, Ángeles… y todos los que me dejo, me habéis hecho sentir siempre tan querida y acompañada. Os aseguro que para mi madre ha sido una tranquilidad saber que había personas que me quieren tanto.

A todas mis compañeras de equipo, me acuerdo y me acordaré siempre de todas vosotras, juntas luchamos, reímos y lloramos, pero, sobre todo, aprendimos juntas.

A todos mis compañeros entrenadores y en especial al equipo de estos dos últimos años: Eva, Blanca, Paula, Marieta, Azahara, Juan, Pablo, Javi, Maite, Samu, Desi, Antonio, Ana, Manolo, Lope, Nino, Iñigo, Cristina, Jonny, Nacho, Sergio, Luis, Espe y Andrés, no ha sido fácil adaptarnos a todas las adversidades y tengo que agradeceros que hayáis estado siempre al pie del cañón. 

A las másters, ese equipo de madres y amigas, que me han dado la vida en estas tres últimas temporadas, GRACIAS por ir conmigo al fin del mundo si fuera necesario.

A Silvia, mi amiga, el baloncesto nos debe un campeonato juntas.

A Ana, la persona que estuvo desde el primer día que entré al club y puedo asegurar que la tendré para siempre, gracias por hacerme la vida más fácil amiga.

A Azahara, mi mejor amiga, mi gran pilar en este año que no ha sido un camino de rosas especialmente, gracias por no soltarme.

A mi familia que desde lejos ha estado siempre conmigo y está conmigo en esta decisión tan complicada, a mi hermana, que gracias al destino ha estado conmigo durante todo el año y ha sido un alivio volver a casa y tenerla cerca.

A mi acompañante de vida, gracias por hacerme más fácil estos días tan complicados, gracias por creer en mí cuando ni yo misma lo hago.

A todas las familias que formáis el Club Náutico de Sevilla, gracias por confiar en mí y dejarme trabajar con lo más preciado de cada casa que son esos niños y niñas que dan sentido a todo lo que hago, os aseguro que he dejado todo lo que había dentro de mí por todos ellos.

A todos los jugadores y jugadoras que han pasado por mi vida, los que aún sois unos bebés y los que ya me sacáis dos cabezas, gracias por dejarme disfrutar y crecer con vosotros, ojalá haya podido regalaros a cada uno un cachito de mí.

Hoy me separo de todos vosotros, pero siempre os llevaré a todos dentro de mi corazón, que como sabéis es y será de color verde. Dicen que cuando se cierra una puerta se abre un ventanal con vistas al mar, así que intentaré encontrarlo. 

Gracias a todos, sois parte de mi vida.

Estaré ahí mismo. E.T.

Cris Ibiza.